Están parados conversando, visten ropas negras pero no sienten verdadera pena; ya todos asumieron que mi muerte llegó. Entra el médico, habla con mis hijos y les plantea la idea de la eutanasia. Ellos me miran unos segundos y Antonio, mi hijo menos hace un gesto de aprobación. Yo lo único que puedo es verlos, mi fuerza no me alcanza para hablar ni mover la cabeza, solo puedo mirar. Yo no quiero morir. Ellos quieren que yo muera, yo, que les di todo, que di mi vida por ellos, que sufrí tanto para hacerlos feliz, y ahora, quieren matarme.
No me saqué eso enfermera, no lo haga, no quiero morir, me falta mucho por vivir, por ver. No quiero morir...Pero aún así con Dios me fui.
Paz.